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domingo, 24 de octubre de 2010

EDUCACIÓN EN FINLANDIA SEGUNDA PARTE

Clase de la Universidad de Helsinki
En nuestro anterior post comentamos como un reportero español viajó a Finlandia para pasar todo un día con un estudiante de 15 años y ver el porque los finlandeses tienen uno de los mejores promedios mundiales en matemáticas, ciencias y lectura. Este es un resumen con las partes clave del reportaje, el cual también lo puedes leer completo en 4 páginas. Ahora proseguimos con la segunda parte:

Reportaje de Carlos Manuel Sánchez (continuación)

En la escuela de Saarnilaakson hay 400 alumnos y 40 profesores, médico, asistente social, psicólogo y hasta dentista. Y la ratio es de menos de veinte estudiantes por aula (en Finlandia, por ley, no puede haber más de 24). En la clase de mi hijo hay 34.
Los maestros tienen un buen sueldo en comparación con los españoles, aunque algunos se quejan. Rocío no, desde luego. Esta madrileña imparte clases de español.
Cobro 1.800 euros por 15 horas semanales. El sistema no te incentiva a que trabajes más. Prefieren repartir el trabajo para que no haya paro. ¿Cómo? Aumentando mucho los impuestos a los que ganan más. A mí sólo me retienen el 10%. Pero a un médico que gane 5.000 euros le retienen la mitad. Además, tienes derecho a paro toda la vida. Tendría que pensármelo mucho para volver a España. - Comenta Rocío
¿Dónde aprietan más las tuercas?
La profesora de Inglés indica:
Sin duda, en la enseñanza de la lengua materna. Somos los primeros del mundo en ciencias y los segundos en matemáticas, pero el mayor reto de enseñar matemáticas es conseguir que los alumnos comprendan lo que leen, el enunciado de los problemas. Por eso lo fundamental es que lean. Y también es muy importante la enseñanza de lenguas extranjeras.
Biblioteca de Finlandia Helsinki
El finés es una lengua minoritaria. Los alumnos también estudian sueco e inglés obligatoriamente. Y alemán, francés o italiano como optativas. Pero tienen una gran ventaja. Las películas y series de televisión extranjeras no están dobladas. Todas se pasan con subtítulos. Los niños se acostumbran desde pequeños a escuchar otros idiomas y, además, adquieren destreza lectora. Hay que leer rápido los subtítulos para no perder el hilo del programa. Ahora incluso los alumnos aprendieron algunas palabras de español porque Los Serrano es la serie de moda.
Jovenes estudiantes de Finlandia
Los deberes son sagrados. Y está muy mal visto que alguien copie, incluso por los mismos alumnos. Que alguien saque una chuleta es impensable. En nuestra cultura son muy importantes dos valores: la honradez y el trabajo, comenta Päivi Junkkari. No es casualidad que Finlandia también encabece las estadísticas de transparencia y menos corrupción pública. Kari Kajainen apunta otra peculiaridad nórdica. No hay repetidores. Le digo que en España el 43 por ciento de los alumnos de Secundaria ha repetido un curso alguna vez. Y que mi hijo, que siempre se salva al final, tiene incontables oportunidades para aprobar cada asignatura y, aun así, suelen quedarle un par para septiembre. Kajainen pone cara de asombro. Aquí sólo tienes una oportunidad para aprobar un examen por la misma razón que la vida sólo se vive una vez. Y hay que aprovecharla. Si no apruebas, te quedas una hora más en clase hasta que demuestres que te lo sabes y si no, estudias en verano, pero la promoción es automática.
La jornada de Saili es intensiva, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Pero las clases son de 45 minutos. Hay un recreo obligatorio al aire libre y una pausa de media hora para comer. Todo el horario está salpicado de breves descansos que hacen llevadero el día. Terminan frescos. No se los abruma con una montaña de materias. Los horarios son livianas.
Alumnos de Finlandia
Se estimula el razonamiento crítico antes que la memorización. Hay clases distendidas, como baile de salón, teatro, arte digital, peluquería, artes marciales, hockey sobre hielo, esquí de travesía, ¡cocina! (Saili y su hermano Mikael aprendieron a cocinar en el colegio y preparan la cena en casa cuando les toca). También primeros auxilios, carpintería, soldadura o música. Los alumnos tocan el violín, la guitarra eléctrica u otros instrumentos, según sus preferencias. Y, sobre todo, se estimula el pensamiento crítico. Se invita a discutir. El sistema español margina el debate y la expresión oral. El alumno toma apuntes pasivamente, bosteza.
Saili vuelve a casa, juega un rato al hockey y hace los deberes. Tardo de una a dos horas. Luego cuido de mi hermano Joel o cocino si no hay nadie más en casa. A las siete hemos cenado. Me conecto un rato al Messenger si mi padre no está trabajando en el ordenador. O juego a videojuegos de rol y de estrategia. Luego, me acuesto y me quedo leyendo hasta las once. Mis libros preferidos son las novelas de Julio Verne y todos los de Harry Potter. El último lo voy a leer en inglés.
Finlandia presume del mayor índice de lectura de libros y prensa de Europa. Saili todavía no tiene claro qué quiere ser de mayor. Químico, veterinario o diseñador de videojuegos. Le pregunto si es feliz. Y me responde sin pestañear que sí.
Carlos Manuel Sánchez

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