"La mitología griega cuenta que el escultor chipriota Pigmalión, era un hombre solitario, que no quería comprometerse con ninguna mujer. Un día comenzó a esculpir la efigie de una doncella y poco a poco, la fue cincelando con tanto amor y devoción, que hizo la más perfecta estatua que jamás hubo visto ojo humano.
Pigmalión le puso un lindo traje y una guirnalda de flores en la cabeza y le dio un apasionado beso, pero su tristeza era infinita porque se había enamorado de una simple escultura.
Venus, la diosa del amor, que lo observaba inmóvil frente a su obra, un día tuvo lastima de él. Pasó al lado de la estatua y, con un solo soplo, dio vida a tan magnifica belleza. La estatua se bajo de su pedestal y suavemente se acerco a Pigmalión, que no salía de su asombro. Así nació Calatea, quien se convirtió en la esposa del artista y la madre de Phapos.
Tan poderosa fue la expectativa de Pigmalión que sus deseos y su amor se convirtieron en realidad”
"Hay historias y experimentos que cuentan sobre los cambios de conducta, basadas en el efecto Pigmalión."
Creer genuina y honestamente en las capacidades, los valores y las habilidades de otra persona u organización, produce en los individuos una motivación y unas expectativas tan grandes, que los resultados son superiores a lo esperado por ellos mismos.
El efecto Pigmalión tiene muchas aplicaciones en todos los campos, especialmente en Educación.
De acuerdo a las expectativas que tiene el maestro de un grupo, así son los resultados que el grupo brinda. Parece que las buenas expectativas, generaran una motivación interna que dinamiza a los estudiantes a obtener buenos logros.
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